jueves, 7 de mayo de 2015

Wendy

¿Qué te aflige, Campanilla? ¿Qué recorre tu corazón y nubla tu sonrisa? Sabes que no te puedo amar, que soy un niño todavía, que tan sólo quiero jugar y bailar y cantar alegres melodías.
Me miras con tristeza y me dices que me esperarás, entre el sueño y la vigilia, donde los sueños puedo recordar y que me querrás. ¿Me querrás? 
Y entonces viene a mí su nombre y susurro "Wendy" sin mirarte. 
Si es de amor de lo que hablas, de eso yo no sé nada, pequeña amiga. Pero sí, he amado y es Wendy mi derrota. Ya, ya sé que me has encontrado observando en su ventana mientras duerme. Pero, ¿es eso amar? No, no, al menos no mientras no respire sus alientos y me acompañe a mi hogar.
¡Oh! No digas eso. Los niños perdidos la querrán, como yo la quiero. ¿Cómo no la van a querer? Sí, será esta noche cuando entraré.
No llores Campanilla, pues en mil juegos me has acompañado ya y ahora que un hombre puedo ser, ¿no me acompañarás una vez más? Tienes razón. Ser mayor es aburrido y no está en mi destino. Pero, mira, mírala. Es ella, la de la cama del fondo, la niña más bella del mundo, ¿no crees? Wendy, Wendy, Wendy. Voy a entrar Campanilla, ven conmigo, por favor. Necesito tus poderes y tu sonrisa para respirar.

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